En el cerro que se encuentra frente al pueblo, está el Sepulcro una excavación en roca viva dedicada al culto desde 1751, es un precioso paraje, rodeado de olivos y con la vista del pueblo y el monasterio de frente. Fue mandado construir por D. Tomás de Torres y Moya, caballero profeso de la Orden de Santiago.
En la actualidad en este lugar, se realizan ritos religiosos durante la Semana Santa, la misa matinal de lunes, martes y miércoles santo, además de la procesión del Santo Entierro, el día de Viernes Santo, un acto de interés religioso y cultural.
Tiene una sencilla puerta, con dos ventanucos que permiten ver el interior. Sobre ella una cruz de hierro, corona el cerro otra cruz, que procede de la “placeta”, o plaza del Conde Cedillo, se colocó aquí a finalizar la guerra civil, al poner en la placeta el monumento a los caídos.
Desde el pie del cerro hay señalizado un viacrucis, que finaliza en el cerro donde se encuentra el sepulcro. Cada una de las estaciones tiene una lápida con inscripciones, que fueron esculpidas por Columbano Rico, cantero aficionado de la localidad, que además nos ha dejado diversas inscripciones en el interior del sepulcro.
En la parte posterior de este cerro para ser que se encontraba el cementerio morisco. Y en la parte más alta se encuentra “el gredal”, lugar de donde se extraía greda, arcilla arenosa de color blanco, muy usada para desengrasar y quitar manchas.